Para quienes estamos involucrados en la investigación académica, especialmente con hoteles y restaurantes, el análisis de datos macroeconómicos es una herramienta indispensable. Comprender las grandes tendencias que moldean el sector permite contextualizar estudios y anticipar futuros campos de investigación.
Hoy, gracias a los datos del Censo Económico recién publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el 24 de julio de 2025, podemos dibujar con una claridad sin precedentes el nuevo mapa de la hotelería y el mundo de los restaurantes a la carta en México. Los hallazgos son claros: vivimos una era de crecimiento sólido, pero el epicentro de esa expansión se está desplazando.
El presente análisis se fundamenta en los datos públicos y series de tiempo de los Censos Económicos del INEGI. El estudio cuantifica el número de Unidades Económicas (UE), definidas formalmente por el INEGI como:
"El establecimiento: unidad económica que, en una sola ubicación física, asentada en un lugar de manera permanente [...], combina acciones y recursos bajo el control de una sola entidad [...] para realizar alguna actividad económica".
Todas las UE se clasifican bajo el Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte (SCIAN), estándar utilizado para homologar estadísticas entre México, Estados Unidos y Canadá.
Las claves SCIAN consideradas para este artículo fueron, para el Sector Alojamiento, la consolidación de las clases 721111 (Hoteles con otros servicios integrados), 721112 (Hoteles sin otros servicios integrados) y 721113 (Moteles). Para el Sector Restaurantero, se analizó la clase 722511 (Restaurantes con servicio de preparación de alimentos a la carta o de comida corrida).
La principal herramienta analítica para medir la evolución fue la Tasa de Crecimiento Anual Compuesta (CAGR). La fórmula utilizada es:
Donde 'n' corresponde al número de años en cada periodo.
Es crucial notar los distintos periodos de tiempo analizados para cada sector debido a la disponibilidad de información por parte del INEGI. Para el sector de alojamiento (hoteles y moteles), se utilizó un periodo de 20 años (2003-2023). Para el de restaurantes, el análisis abarca una década (2013-2023).
Una vez realizado el análisis, con ayuda de la plataforma Gemini de Inteligencia Artificial (IA) de Google, lo primero que salta a la vista es la salud de hierro de la industria.
A nivel nacional, todos los sectores muestran una expansión sólida y constante. El sector de alojamiento registró un crecimiento promedio anual (CAGR) del 3.16% durante las últimas dos décadas. Por su parte, el sector de restaurantes creció a un ritmo del 3.00% anual en la última década.
Estos números confirman que la hospitalidad, comprendida para este artículo como los sectores de hotelería y restaurantería, es y seguirá siendo uno de los grandes y más confiables motores económicos de México.
Al desglosar los datos, descubrimos que cada sector responde a impulsos muy diferentes, dibujando tres mapas de crecimiento distintos sobre el territorio nacional.
El primer rostro del crecimiento corresponde al caso de la hotelería. Contrario a la creencia popular de que el crecimiento hotelero se concentra solo en las playas, los datos de los últimos 20 años muestran que el mayor dinamismo está en el corazón industrial y cultural del país.
El líder indiscutible del crecimiento hotelero es el estado de Querétaro, con un impresionante CAGR (n=20 años) de 6.20% . Le sigue muy de cerca Hidalgo con un crecimiento anual compuesto de 5.57% y Puebla sorprende y se posiciona con un 5.47%.
Si bien destinos como Nayarit (5.47%) y Quintana Roo (5.29%) siguen siendo potencias, el crecimiento más acelerado se encuentra en el centro del país, reflejando una potente mezcla de turismo de negocios, industrial y cultural.
El segundo rostro del crecimiento corresponde al segmento de moteles, que cuenta la historia más explosiva y sorprendente en las últimas dos décadas.
Su crecimiento no está ligado al turismo de lujo, sino a la conectividad, la logística y la expansión de las zonas metropolitanas. Tlaxcala lidera el país con un CAGR (n= 20 años) del 11.97%, mientras que el Estado de México le sigue con un impresionante 11.19% e Hidalgo vuelve a aparecer en el podio con un 10.36%.
El motel es un indicador del crecimiento demográfico y de la actividad en las principales arterias de transporte del país. Su auge en el centro de México señala la enorme dinámica de esta región como el núcleo logístico y poblacional.
El tercer rostro del crecimiento es para los restaurantes. El mapa del crecimiento en la última década es un reflejo casi perfecto de la nueva geografía económica de México, impulsada por la industria y la relocalización (nearshoring).
Los líderes son los mismos protagonistas del desarrollo económico. Aguascalientes ocupa el primer lugar con un crecimiento de 7.18% (CAGR, n=10 años), Coahuila obtiene un robusto 7.16% de crecimiento, seguido por Querétaro que confirma su estatus como polo de desarrollo con un 6.97%.
La apertura de nuevos restaurantes es el indicador más claro de una economía local saludable, con creación de empleos y mayor poder adquisitivo. El crecimiento gastronómico florece donde la industria prospera.
Y en medio de este panorama de crecimiento, nos topamos con la gran paradoja: la Ciudad de México. A pesar de ser el mercado más grande en cifras absolutas, su crecimiento en la apertura de nuevos establecimientos es prácticamente nulo.
El CAGR en Hoteles (n= 20 años) es de solo 0.92%, mientras que el CAGR en Restaurantes (n=10 años) es de 0.15%. La capital parece haber llegado a un punto de saturación. Para cualquier profesional del ramo, el mensaje es inequívoco: la CDMX es un mercado para operar y competir ferozmente, pero las grandes oportunidades de expansión y crecimiento ya no están en la capital del país.
Con base en la evidencia que solo los datos pueden proporcionar, la primera reflexión sobre los hallazgos compartidos está relacionada con la redefinición del mapa del crecimiento en la hospitalidad mexicana.
Si bien los destinos de playa como Quintana Roo y Nayarit siguen siendo pilares fundamentales, el dinamismo más explosivo se ha desplazado al corazón industrial y logístico del país. Algunos estados como Aguascalientes, Estado de México, Hidalgo, Puebla, Querétaro y Tlaxcala se han convertido en los nuevos protagonistas, mostrando tasas de crecimiento que superan a muchos destinos tradicionales.
Este fenómeno contrasta fuertemente con la saturación de la Ciudad de México, cuyo mercado, aunque masivo, ya no presenta crecimiento neto en nuevas unidades, confirmando una clara descentralización de la expansión. Esta nueva realidad exige una reconfiguración de la formación académica desde sus cimientos. Para los jóvenes que inician su carrera en licenciatura, la oferta debe romper con el molde tradicional.
Es imperativo integrar una sólida formación en análisis de datos y econometría aplicada, enseñándoles a interpretar fuentes como el INEGI para identificar oportunidades en mercados emergentes.
Los planes de estudio deben incluir especializaciones en metodologías de la investigación, desarrollo de proyectos y viabilidad financiera para regiones industriales como el Bajío, preparando a una nueva generación de líderes capaces no solo de administrar un hotel o restaurante, sino de decidir estratégicamente dónde y por qué construirlo con base en el análisis del entorno.
La segunda reflexión revela que cada sector responde a un motor económico distinto. El crecimiento hotelero está ahora fuertemente ligado al turismo de negocios y cultural que florece en ciudades; y no solo al turismo de “sol y playa” como en décadas pasadas, si bien continúa siendo importante.
El sector restaurantero actúa como un termómetro de la salud industrial y la relocalización (nearshoring). El sorprendente y acelerado crecimiento —el más rápido de todos con un CAGR promedio de 5.19%— de los moteles cuenta la historia de la conectividad, la logística y la movilidad interna del país.
Para recién egresados y veteranos de la industria que buscan una maestría, diplomado o especialización, esta diversificación de motores económicos demanda una visión más allá de la operación diaria. La formación debe enfocarse en la visión estratégica y la gestión de activos. Los programas de posgrado deben ofrecer ahora herramientas avanzadas de ciencia de datos para construir inteligencia para administrar los portafolios actuales y para liderar la expansión en nuevas geografías.
Se debe ofrecer conocimiento de nicho en áreas de alto crecimiento, como en la administración de moteles para corredores industriales y logísticos o bien, especialización en la expansión de cadenas restauranteras en polos industriales.
Una posible conclusión es que la industria de la hospitalidad en México, compuesta por hoteles/moteles y restaurantes a la carta, se ha vuelto más compleja y matizada.
Ya no es posible aplicar una única estrategia a nivel nacional; el éxito futuro dependerá de una visión granular. Y eso solo lo puede ofrecer la ciencia de datos aplicada a ambos sectores.
Comprender si un mercado local responde al turismo internacional, a la dinámica industrial o a los corredores logísticos es ahora fundamental para la toma de decisiones.
Este análisis subraya que el sector de la hospitalidad, aunque saludable en su conjunto, presenta futuros muy diferentes, abriendo nuevas vetas para la educación de nicho, la investigación aplicada y la formación docente que deben estar a la altura del desafío.
Y tú, amable lector, ¿qué opinas sobre estos hallazgos provenientes del último Censo Económico?